Nayib Bukele: un presidente con manos de guerrero

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha vuelto a causar revuelo al mostrarse en una fotografía sosteniendo un poderoso rifle anti drones. Con esta imagen, no solo refuerza la imagen de un líder implacable, sino que también envía un claro mensaje a la oposición: no habrá milagros que alteren su permanencia en el poder. Esta foto se ha convertido en la bandera de su campaña electoral rumbo a los comicios del 4 de febrero de 2024.

Desafiando la Constitución

La Constitución de El Salvador prohíbe la reelección consecutiva, sin embargo, Bukele ha encontrado la manera de sortear esta restricción. Gracias a su alta popularidad, que alcanza el 90% y que ha sido construida a partir de la militarización de la vida cotidiana, logró que la Sala de lo Constitucional de la Suprema Corte de Justicia interprete el texto de forma favorable a su candidatura. Siguiendo los pasos del dictador nicaragüense Daniel Ortega, Bukele se ha asegurado un camino hacia una nueva victoria electoral.

Una oposición debilitada

Según la revista digital ‘El Faro’, la campaña electoral inicia con una oposición debilitada y sin oportunidades de victoria. A pesar de los intentos de formar una alianza, los cuatro partidos políticos en condiciones de competir parecen estar balbuceando en sus actividades proselitistas. Con este panorama, los 6.1 millones de salvadoreños residentes en el país y los 678,000 que viven en el exterior tendrán la oportunidad de elegir al presidente y a las autoridades parlamentarias y municipales.

El rédito político de la política de «mano dura»

Bukele ha construido su proyecto de continuidad en el poder alrededor de una política de seguridad aceptada por la sociedad, a pesar de las constantes denuncias de violaciones a los derechos humanos. Durante los últimos 19 meses, el país ha vivido bajo un régimen de excepción que ha llevado a la cárcel a más de 70,000 personas vinculadas a las Maras, pandillas asociadas con el crimen, la extorsión y el narcotráfico. Esta estrategia ha llevado a El Salvador de ser uno de los países más peligrosos de América Latina a convertirse en uno de los más seguros.

La «bukelización» regional

El modelo de Bukele ha despertado simpatías en la derecha más dura de la región, que ve con buenos ojos su política de «mano dura». La construcción de una megacárcel para más de 40,000 presos es un ejemplo de este enfoque. Existe la posibilidad de una «bukelización» de las políticas de seguridad en otros países de la región, en concordancia con la caída en la valoración de la democracia que ha revelado la última encuesta de Latinobarómetro.

En resumen, Nayib Bukele sigue consolidando su poder en El Salvador, desafiando la Constitución y encontrando apoyo en la población a través de su política de seguridad. La oposición se encuentra debilitada y las perspectivas de victoria son escasas. Su modelo de gobierno también ha despertado interés en otros países de la región que buscan soluciones drásticas ante el aumento de la inseguridad. Sin embargo, persisten las preocupaciones sobre posibles violaciones a los derechos humanos y el debilitamiento de la democracia en la región.

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