El Gobierno andaluz siempre y en todo momento ha priorizado sus relaciones con Marruecos. Es una regla no escrita que el primer viaje que el presidente de Andalucía efectúa al exterior lo haga al país vecino. Esta legislatura. que empezó en el mes de julio, es una salvedad. El presidente Juan Manuel Moreno sí que viajó en su precedente orden como primer destino, ya antes aun que Bruselas. La debilidad del PP de Alberto Núñez Feijóo en política exterior y el enfrentamiento del primordial partido de la oposición con el Gobierno de Pedro Sánchez por el giro en el Sáhara para firmar la paz con Marruecos ponen en un brete al Ejecutivo popular de Andalucía, que debe sostenerse en un bastante difícil equilibrio en este tema.
En el primer mes del verano de dos mil diecinueve, Moreno engrasó con una visita esas relaciones a dos bandas, con temas encima de la mesa como la inmigración irregular que llega a las costas andaluzas o la intensa relación comercial de las compañías andaluzas. El resultado fue “muy productivo”, conforme encomió mismo.
En esta nueva legislatura, que arrancó en el mes de julio, la situación es diferente. El viaje a Marruecos no se organiza si bien tampoco, apuntan fuentes cercanas al presidente, se descarta para esta legislatura. El presidente andaluz espera el instante, explican, a fin de que no sea incómodo en medio de las críticas del PP como partido de oposición al giro del Gobierno de Pedro Sánchez con el Sáhara y el acercamiento a Mohamed VI. Mientras que, desde el Ejecutivo andaluz defienden que las relaciones establecidas mediante la Fundación 3 Etnias, un órgano creado entre la Junta de Andalucía y el Reino de Marruecos en mil novecientos noventa y ocho para fomentar la paz y la tolerancia con un diálogo al que más tarde se sumó asimismo la Autoridad Nacional Palestina, son «fluidas y sin sobresaltos».
Relaciones «blindadas»
Hace solo una semana, Moreno recibió en San Telmo al consejero del rey de Marruecos, André Azoulay, vicepresidente de esa Fundación. Desde la Consejería de Presidencia, defienden que las relaciones de Andalucía y Marruecos están “blindadas” con respecto a otros vaivenes políticos o desencuentros del Gobierno y la oposición. Es el mensaje que fortalecen, que la Junta está al lado de todos y cada uno de los desencuentros. Andalucía tiene competencias nulas en materia de Exteriores y limitadas a la acogida de menores no acompañados en el tema de la inmigración, mas vive en primera línea la llegada de inmigración irregular por medio de las costas . Las relaciones se enmarcan, explican, en el campo cultural y económico, al lado de otro género de enfrentamientos.
Siempre y en todo momento ha sido la fórmula de los gobiernos andaluces, que han eludido pisar charcos como el Sáhara. Exactamente el instante de más tensión entre la Junta y el país vecino se generó por un referendo simbólico que IU festejó en el Parlamento andaluz en dos mil uno, donde votaron más de cien andaluces y que provocó la retirada del embajador de Marruecos en España. Años después, en dos mil quince, se vivió otro instante de tensión cuando el Partido Socialista vedó a sus entonces asociados de gobierno de IU una visita a los campamentos de asilados saharauis de Tinduf. Al lado de esos dos episodios, Andalucía siempre y en toda circunstancia ha ido con pies de plomo en el tema del Sáhara. “Las relaciones son buenas, nos sostenemos al lado de desencuentros diplomáticos y otras cuestiones políticas”, apuntan, “no nos hemos visto afectados” por la carencia de sintonía del Gobierno y la oposición, apuntan fuentes de la Presidencia andaluza. “La relación con Marruecos es todo lo angosta que podemos”, añaden desde el Ejecutivo de Moreno.
Moreno asimismo ha mencionado en estos meses referirse al nuevo estatus diplomático con Marruecos. Se ha limitado a decir que el país vecino es “un aliado” si bien el Gobierno debió informar, mantuvo, de las negociaciones al PP. El primordial partido de la oposición sostiene un alegato durísimo contra el Gobierno por lo que considera “una humillación” con respecto a las relaciones con Marruecos. En el mes de marzo de dos mil veintidos, Pedro Sánchez efectuó un esencial giro en sus relaciones con el país vecino al aceptar un radical cambio de situación en comparación con Sáhara. Ponía así fin a una etapa de graves desencuentros, desde el instante en que España acogió al líder de Frente Polisario, Brahim Gali, en un centro de salud de Logroño en el mes de abril de dos mil veintiuno. Un enfrentamiento que tuvo su pico de tensión en mayo de dos mil veintiuno, cuando, conforme cálculos diligentes, entraron por Ceuta hasta doce personas que colapsaron todos y cada uno de los servicios de protección. Una entrada masiva con la que Marruecos dejó claro quien tiene la sarten por el mango en lo que se refiere al control de la inmigración irregular en España, puerta a su vez de la entrada a Europa.
Moreno tomó posesión de su segundo Gobierno mientras que su partido, el PP, sostenía un duro alegato por el giro diplomático de Sánchez, adoptado de forma unilateral, desvelado por una carta al rey Mohamed VI filtrada por Marruecos, al lado del Congreso y con una catarata de reproches de toda la oposición en el Congreso. “Las formas lastran los contenidos”, afirmó entonces para eludir entrar en el fondo del tema. El presidente popular Alberto Núñez Feijóo no ha sido tan cauteloso y ha efectuada duros reproches a Sánchez por este tema. Tras la Asamblea de Alto Nivel (RAN) del pasado febrero, donde el rey Mohamed dio plantón a Sánchez, el portavoz del PP en Temas Exteriores, Esteban González Pons, charló de “humillación”. Feijóo dio orden de modular los mensajes contra Marruecos, persuadido de que si llega al Gobierno deberá recomponer las relaciones con el rey alauí. Asimismo a sabiendas de que comunidades lindantes como Andalucía dependen en especial de que haya unas relaciones fluidas. Desde ese momento se miden más los mensajes del PP, mas los reproches al Partido Socialista prosiguen estando ahí. El pasado treinta y uno de mayo, el líder popular se reunió con el primer ministro de Marruecos en el campo del congreso del PP Europeo. Feijóo eludió dar su postura sobre el Sáhara aduciendo que absolutamente nadie del Gobierno de España le había informado sobre cuál era el cambio ni qué pacto se había alcanzado sobre este tema. El líder gallego tendió la mano a Marruecos mas eludió dar su respaldo a ese cambio de postura histórico sobre el Sahara.
Marruecos es además de esto un mercado estratégico para Andalucía. La oficina de comercio exterior Extenda tiene oficina en la ciudad de Casablanca y comprueba que las exportaciones se han tresdoblado cara el país vecino en la última década. La agroalimentación, la industria ayudar de la construcción, las energías renovables, el agua o el tratamiento de restos o los componentes de la automoción son los primordiales nichos para las compañías andaluzas. Marruecos es el segundo país no europeo tras U.S.A. y por delante de China para las exportaciones andaluzas.