La importancia del nervio trigémino y su relación con la neuralgia

El nervio trigémino es crucial en nuestro rostro, desempeñando tanto funciones motoras como sensitivas. Sin embargo, es en su función sensitiva donde se encuentra su mayor relevancia. Cuando una persona sufre de neuralgia del trigémino, el dolor puede llegar a ser insoportable.

¿Qué es la neuralgia del trigémino?

En el Día Internacional de la Neuralgia del Trigémino, hemos hablado con el Dr. Pablo Irimia, quien nos explica que la neuralgia es un dolor agudo que sigue la ruta de un nervio. El trigémino, por su parte, es el principal nervio sensitivo de la cara. Sus tres ramificaciones cubren la región del ojo, la mejilla y la mandíbula, lo que significa que las personas que padecen neuralgia del trigémino pueden experimentar dolor en cualquier parte de su recorrido.

Este tipo de dolor facial o de cabeza difiere de otras formas de cefaleas debido a su intensidad y carácter punzante o eléctrico. Además, es común que se active al realizar actividades cotidianas como masticar, hablar, comer o lavarse los dientes. Incluso un estímulo táctil o térmico leve en el rostro puede desencadenar una crisis de dolor incapacitante.

La neuralgia del trigémino: un dolor frecuente en la cara

Según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), la neuralgia del trigémino es el tipo de dolor facial más común en adultos, afectando a más de 35.000 personas en España. En el 90%-95% de los casos, el dolor se localiza en la segunda y tercera ramas del nervio trigémino, principalmente en la zona maxilar y mandibular respectivamente. Por lo general, el dolor se presenta solo en un lado de la cara, siendo bilateral en tan solo un 2-5% de los casos.

Aunque existen diversas causas que pueden desencadenar esta neuralgia, la compresión vascular del nervio es la más frecuente. Sin embargo, en algunos casos, su origen no puede determinarse (neuralgia idiopática) o puede estar asociado a otras patologías como tumores o esclerosis múltiple.

La edad y el género como factores de influencia

La neuralgia del trigémino puede afectar a cualquier persona, pero los estudios han demostrado que la edad media de inicio se sitúa alrededor de los 54 años. Además, es más frecuente en mujeres, representando el 60% de los casos.

A medida que se envejece, la incidencia de la enfermedad aumenta. Por ejemplo, mientras la incidencia general es de 12,6 casos por cada 100.000 personas al año, este número se eleva a 17,5 por cada 100.000 personas/año en personas de 60 a 69 años, y hasta 25,6 por cada 100.000 personas/año en mayores de 70 años. De hecho, la neuralgia del trigémino constituye el 90% de las neuralgias en personas mayores de 60 años.

Desafíos en el diagnóstico de la neuralgia del trigémino

A pesar de la existencia de criterios claros para detectar la neuralgia del trigémino, la SEN estima que el diagnóstico se retrasa al menos un año y que más del 40% de los pacientes reciben un diagnóstico erróneo en su primera consulta médica. Es común que esta condición sea confundida con otras enfermedades, especialmente problemas dentales. Por otro lado, muchos pacientes con dolor facial intenso sin una causa evidente son erróneamente diagnosticados de neuralgia del trigémino.

La SEN ha desarrollado una guía para el diagnóstico y tratamiento de la neuralgia del trigémino con el objetivo de mejorar los tiempos de diagnóstico y garantizar que los pacientes accedan rápidamente a los tratamientos adecuados.

Tratamientos para la neuralgia del trigémino

Si bien la neuralgia del trigémino es una enfermedad crónica y no tiene cura, existen opciones de tratamiento para aliviar el dolor y buscar la remisión de los síntomas. Más del 60% de los pacientes pueden beneficiarse de los tratamientos farmacológicos disponibles.

Para aquellos que no responden a los medicamentos, existen alternativas como la infiltración local de toxina botulínica o ciertos procedimientos quirúrgicos. De hecho, alrededor del 30% de los pacientes que no responden al tratamiento médico son candidatos para la cirugía. Actualmente, entre el 80% y el 85% de los pacientes consiguen alivio a largo plazo.

Sin embargo, es importante destacar que la enfermedad es crónica y de difícil manejo. Los fármacos pueden no ser efectivos o perder efectividad con el tiempo, lo que impacta significativamente en la calidad de vida de los pacientes. Muchos de ellos experimentan depresión, ansiedad, limitaciones laborales y dificultades en las actividades diarias.

Es fundamental mejorar los tiempos de diagnóstico y seguir investigando nuevos tratamientos para reducir la incertidumbre que enfrentan los pacientes debido a la falta de opciones terapéuticas.

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